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Opinión

Peña Nieto: ¿Nuevos Amores?

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Ah Muán Iruegas

Durante la pasada campaña presidencial, se difundió la imagen de un estudiante que en la Universidad Iberoamericana portaba un cartelón dedicado a Peña, con la leyenda “Te Odio”. Fue solo el anticipo del odio que le brindó a Peña la juventud del país. Pero hoy hay gente con más poder que Peña, que también odia al propio presidente.

 

Los recientes artículos en la prensa estadounidense sobre la cooperación México-EUA en materia de seguridad, están escritos a partir de filtraciones de funcionarios de la “comunidad de inteligencia” de nuestro vecino que, antes de la visita de Barak Obama a nuestro país, buscaron aporrear un poco al pobre Peña. No será la última vez que a Peña lo van a golpear; quizá todo el sexenio lo estarán agrediendo. Porque en los Estados Unidos hay gente muy poderosa que odia no solo a Peña, sino en general a las políticas del PRI surgidas de su nacionalismo “revolucionario”.

Esas filtraciones las hizo “alguien” en el gobierno de EUA, para hacerle daño a Peña. Ese alguien, decididamente no ama a Peña. La identidad de ese alguien se desconoce, pero si no fuera el mismo Obama, cosa que dudo que sea la verdad, se trata de algún poderoso funcionario del área de seguridad en los Estados Unidos: altos mandos de la CIA, FBI, DEA, inteligencia militar u otras áreas del ejército, la marina, el Departamento de Estado, Homeland Security, etc. Es altamente probable que sea alguien en estas áreas quien hizo las filtraciones contra el peñanietismo, aunque la agencia emblemática es la CIA y por eso aquí nos referimos exclusivamente a ella como el posible autor, en la conciencia de que en realidad pudiera ser cualquiera de los anteriores. Pero ¿por qué ese alguien no quiere a Peña, siendo tan fina persona?

Durante los viajes presidenciales, a veces los estadunidenses aprovechan para enviar al anfitrión ciertas señales de desdén, para enseñarle a la mascota quien es el amo. Durante el viaje de Bush a Fox, el tema se desvió al ataque estadounidense a Irak, con lo que el gran anfitrión –Fox- y sus pequeñeces nacionales, pasaron a segundo plano frente a “la pelea estelar” entre Bush y Saddam Hussein.

Ahora, al gobierno mexicano lo volvieron a batear en el Washington Post y en el New York Times. Da lo mismo si es el niño Peña o el niño Fox, ambos son los chicos a los que les aplican el “bulling” los estadounidenses.

Es claro que en el gobierno de EUA alguien no ama a Peña. Creo que esto deriva de que hay gentes poderosas en Washington, que no confían en el PRI. Nunca confiaron en los políticos provincianos y primitivos del viejo PRI, a quienes despreciaban, ni tienen por qué confiar en el “nuevo”.

Nunca lo harán si, como se reveló en una de esas publicaciones, los expertos estadounidenses presentaron la explicación de que fue una bomba la supuesta explosión de gas en la torre de Pemex. El gobierno de Peña no solo se lo habría ocultado a su pueblo con total deslealtad, sino hizo salir de escena al grupo estadounidense -lo que aumenta las sospechas de que eso fue una bomba.

Solo a una asamblea de cretinos se le puede ocurrir que Peña le puede pretender ocultar a EUA la verdad sobre actos terroristas en Pemex, sin convertirse en un estorbo para los estadounidenses. El terrorismo es un asunto de seguridad nacional en EUA, por lo que la treta del peñismo resulta un gesto de “mala vecindad” por parte del gobierno de Enrique Peña con los Estados Unidos. ¿Que no saben qué ocurrió el 11 de septiembre de 2001?

Aunque lo de la bomba fue el colmo, no solo por ello brotó en EUA el resentimiento contra el peñanietismo. También porque en esta corriente del priismo hay quienes abogan por un cierto pragmático acercamiento con Cuba, a quien consideran una especie de palanca para defenderse de las presiones de EUA. El más destacado representante del peñismo con esa postura: el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong.

Una política exterior de centro-izquierda con una política económica de centro-derecha, como lo está haciendo Peña, es sencillamente una incoherencia. Le falta coherencia a la política exterior mexicana.

Por su parte, durante la campaña presidencial en nuestro país, desde EUA desnudaron el pasado de tres gobernadores priistas de Tamaulipas –hoy, una cloaca- a quienes después (¡oh sorpresa!) los comenzó a perdonar el gobierno de Peña.

Peña también va a hacerse el disimulado seis años en relación a los 25 millones de dinero robado que aparecieron en Toluca durante su campaña; va también a hacer como que no ve la pocilga infecta que es hoy Veracruz.

También tiene el peñismo pederastas entre sus legisladores. Toda esta historia de la pederastia priista, que reveló la periodista Lydia Cacho, la conocen las agencias de seguridad en el gobierno americano y desde luego no están a gusto con eso. Quizá en EUA, sus servicios secretos tengan fotos de los susodichos “tribunos”, actuando escenas XXX con cuatro perros y un enano.

Si la información que obtengan la CIA y similares, es muy comprometedora, van a convertir en esclavos de los estadounidenses a estos legisladores-basura del PRI. Como son blancos excesivamente fáciles, su existencia para México es no solo una vergüenza, sino una carga.

Peña supuestamente quiere sacar a la CIA y similares de México; no se necesita ser un genio para concluir que por ello, en esa agencia, a Peña seguro alguien lo va a odiar. Es la tercera burrada de Peña -en su nueva temporada.

Primero presentó una declaración patrimonial -¡presidencial!- ideada prácticamente por un retardado mental, con casas supuestamente donadas. Quedaron los peñanietistas, ante todo el orbe, como unos insignificantes raterillos –¡qué novedad, nadie lo sabía¡

El segundo “momento Kodak” de Peña, fue solapar y servir de “tapadera” para los actos-basura  de los priistas en Sedesol, de Rosario Robles y –oootra vez- Veracruz.

La tercera tontera peñista es pensar que son superiores a los servicios de inteligencia estadounidenses. No sé a quién se le ocurre semejante disparate. Son sumamente inferiores a los estadounidenses, casi en todo. Baste comparar el desempeño de Peña y Obama en sus discursos, durante la reciente visita del estadounidense a México. Peña no solo no acostumbra leer, cosa que ya sabíamos, sino que de hecho no sabe leer ni hablar correctamente, como lo mostró delante del presidente de los Estados Unidos de América.

El espionaje priista sirve para controlar a las hordas lumpen de ese partido, a sindicalistas y gente humilde de toda clase, de quien pueden abusar. Pero a quien suponga que PRI es algo superior a la CIA, yo le preguntaría: ¿saben de “algún coordinador parlamentario de la CIA” que sirva a los pederastas?

Entonces ¿quién es el inferior? El PRI. Pero ellos piensan que son superiores y ahora nos metieron en problemas nada menos que con la Agencia Central de Inteligencia de la principal potencia mundial. ¡Bravo, maestros, otra de esas y se consagran para siempre! En el PRI tienen que entender que no sirven para engañar a gente que come tres veces al día.

 

elarsenal.net

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