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Opinión

Vázquez Mota, la Ebrard del PAN

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Josefina Vázquez Mota escogió buen timing para retornar, tras 15 meses de ausencia: en medio del debate por las reformas hacendaria y energética, y a cinco meses de la elección de la nueva presidencia de su partido, a la cual aspira.

Pero escogió una mala manera: apostando a la radicalización para intentar reposicionarse, con su reclamó de “detener” las reformas fiscal, energética y político-electoral: “son una grave amenaza para el sano desarrollo de México”.

Ha sido un error, porque regresó como se fue: sin nada. Dejó transcurrir 15 meses para reincorporarse y no trajo novedades, salvo su proverbial falta de imaginación política, que la hizo aliarse de facto con AMLO, durante la mayor parte de la pasada campaña presidencial.

Está de nuevo en la política activa sin discurso propio, sino con el mismo de su compañero de partido y adversario interno Ernesto Cordero, quien ya trae desde diciembre esa bandera “radical anti gobierno”, y será difícil que ella se la arrebate sin aportar nada.

Josefina tenía la oportunidad de convertirse en interlocutora privilegiada con el gobierno, a favor de las reformas: es decir, del avance de México, como correspondería a quien hasta hace sólo un año quería ser estadista, una conductora de nación, en lugar de una política más.

En cambio, bajó de nivel su retorno al encajonarlo únicamente dentro del pleito dentro del PAN, a un asunto inter faccioso de los calderonistas de Cordero, los maderistas pro negociadores con el gobierno federal y, ahora los josefinistas.

Esta lucha por ver quién es más radical entre ella y Cordero terminará de hundir al PAN, pues la postura radical opuesta a las reformas para que fracase el gobierno es un espacio que es imposible arrebatar a AMLO, quien en eso les da la vuelta a los dos.

Olvida Josefina que el panista radical que más daño hace al gobierno es Cordero, debido a su posición legislativa, que le permite restarle votos a las reformas con las que el gobierno quiere mover a México; mientras, ella es una radical inocua.

Comete un error de juicio en su radicalización, porque ella no tiene mucho más que sus entrevistas de radio para hacerlo, además de que en la memoria colectiva está muy fresco todavía su fracaso como tercer lugar en la pasada elección presidencial.

En tanto, AMLO tiene la calle, Cordero su facción legislativa y Madero la negociación dentro el Pacto por México, aunque debilitada ante la mayor capacidad de dar para recibir mostrada por el PRD de los Chuchos, que se está llevando todas las canicas.

También ignora que en la política mexicana se juega una sola vez. Que le pregunte a Diego Fernández de Cevallos, que es el panista más sabio.

Por  / elarsenal.net

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