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Opinión

Z40: los mensajes

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La prolijidad empleada por el gobierno en las formas para anunciar la captura de Miguel Ángel Treviño, líder de Los Zetas constituye un momento histórico en el enfrentamiento del Estado mexicano con el crimen organizado: significó que ya no estamos en guerra.

El Z40 apareció en un video oficial de la Marina caminando por un pasillo, sin esposas, custodiado por un par de marinos, y su captura fue anunciada con apenas unas fotos presentadas por el vocero de Seguridad nacional, Eduardo Sánchez.

A diferencia de las capturas registradas bajo el concepto de “La guerra contra el narcotráfico”, Treviño no fue exhibido, ni entrevistado en horario prime time de la TV esposado, ataviado con chaleco antibalas y resguardado por soldados con pasamontañas y armados hasta los dientes.

Estuvo ausente la parafernalia de guerra que solo incentivaba la guerra —entre los cárteles y contra los cárteles— e hizo olvidar al Estado trabajar por la prosperidad, al extremo de que en 2006 había 14.7 millones de pobres extremos y en 2010 ya había 21.2 millones.

Y con unas consecuencias negativas que provocó en la gobernabilidad y la imagen internacional del país, tanto que el gobierno del panista Felipe Calderón tuvo que gastar 40 mil millones de pesos en agencias de relaciones públicas para mejorar la imagen de México en el mundo.

Sin embargo, la captura de Treviño no fue anunciada (ni siquiera tuiteada) por el Presidente Enrique Peña. Al contrario:

–Lo informó al área de Seguridad Nacional, en voz del encargado del tema, Eduardo Sánchez.

–El Presidente, en lugar de inmiscuirse, se dedicó a anunciar 4 billones de pesos para infraestructura hasta 2018, de los cuales 1.3 billones irán a infraestructura de transportes y telecomunicaciones.

Es decir, el día de su primer gran golpe en contra del crimen organizado, el Presidente continuó haciendo labores de gobernante, lo cual indica que el concepto “guerra contra el narcotráfico” ya no existe, aun cuando continúa la lucha por la seguridad pública.

La propia manera en qué cayó el Z40, a pesar de ser un objetivo de alto perfil, es un ejemplo, al ser aprehendido sin disparos innecesarios y no ser presentado como trofeo de guerra, lo que indica un intento plausible del Presidente para conservar la calidad ética del Estado.

Porque un Presidente jamás debe confundir la fuerza del Estado con violencia ni humillación por parte del Estado, contra quienes se colocan fuera de la ley. Su obligación es mantener la eticidad y la grandeza del Estado.

Tampoco significa que todos los capos vayan a caer sin disparar un tiro, pero sí que serán tratados como personas que violan la ley y van a la cárcel.

Sin que el Estado haga un talk show con ellos.

Por: Rubén Cortés / elarsenal.net

 

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