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La infidelidad en la pareja: ¿perdonar o no perdonar?

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La infidelidad es una de las situaciones más dolorosas y difíciles que puede atravesar una pareja. Se trata de la ruptura de una promesa de lealtad, confianza y exclusividad que se había establecido entre los dos miembros de la relación, ya sea mediante un matrimonio, un noviazgo o una unión libre.

Pero, ¿qué se entiende por infidelidad? ¿Es necesario que haya contacto sexual para considerar que se ha cometido una traición? ¿Qué consecuencias tiene para la pareja y para las personas implicadas? Y lo más importante, ¿es posible superar una infidelidad y perdonar al infiel?

Estas son algunas de las preguntas que surgen cuando se enfrenta este problema, y que no tienen una respuesta única ni sencilla. La infidelidad puede adoptar diferentes formas y grados, dependiendo de las características de la relación, de las expectativas de cada uno, del contexto social y cultural, y de las motivaciones y circunstancias del infiel.

Así, podemos distinguir entre diferentes tipos de infidelidad, como la directa, la indirecta, la física, la emocional, la virtual o la ocasional. Cada una de ellas implica un nivel diferente de implicación con la persona ajena a la pareja, así como un grado distinto de intencionalidad y planificación.

La psicología ha intentado explicar las causas y los factores que influyen en el comportamiento infiel. Algunos de ellos son:

  • La insatisfacción con la relación actual: falta de comunicación, rutina, aburrimiento, conflictos frecuentes…
  • La búsqueda de nuevas experiencias: curiosidad, aventura, deseo sexual…
  • La baja autoestima: necesidad de reafirmación personal o social…
  • La incapacidad para comprometerse: miedo al abandono o al rechazo…
  • Los problemas personales: estrés laboral o familiar…
  • Las influencias externas: presión social o cultural…

La infidelidad tiene consecuencias negativas tanto para el engañado como para el engañador. El primero suele experimentar sentimientos como rabia, tristeza, dolor, desconfianza, culpa, vergüenza, baja autoestima, ansiedad o depresión. El segundo puede sentir remordimiento, miedo a perder a su pareja, confusión, ambivalencia o alivio.

La decisión de perdonar o no a una persona infiel depende en gran medida del tipo y grado de infidelidad cometida, de las características personales y relacionales de cada miembro de la pareja y del apoyo profesional y social que se reciba. No hay una regla general ni un tiempo determinado para ello.

Perdonar no significa olvidar ni minimizar lo ocurrido, sino aceptarlo y asumirlo como parte del pasado. Tampoco implica justificar ni tolerar el comportamiento infiel. Perdonar es un proceso personal e íntimo que requiere voluntad, esfuerzo y tiempo.

Algunos beneficios del perdón son:

  • Favorece el bienestar emocional y físico.
  • Reduce el resentimiento y el rencor.
  • Facilita el aprendizaje y el crecimiento personal.
  • Mejora la comunicación y la confianza en la pareja.
  • Fortalece los vínculos afectivos.

Sin embargo, perdonar no siempre es posible ni conveniente. Hay casos en los que la infidelidad es tan grave o recurrente que resulta imposible restaurar la confianza perdida o recuperar el amor dañado. En estos casos, lo más saludable puede ser poner fin a la relación y empezar un nuevo camino.

En conclusión,

La infidelidad es un fenómeno complejo que afecta a muchas parejas en algún momento de su historia. No hay una única forma ni razón para ser infiel ni tampoco para perdonarlo. Cada caso es diferente y requiere un análisis individualizado. Lo importante es buscar ayuda profesional cuando sea necesario y actuar con honestidad, respeto y responsabilidad hacia uno mismo y hacia el otro.

Por: Abimael Arana Monje.

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