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Sexo

Los senos, la llave que puede abrir todas las puertas

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Julián la besa mojado en la boca. Le pasa la lengua por los labios y la baja por el cuello. Respira agitado en la mejilla de Sandra y le susurra cuánto la desea. Ella está entregada a la pasión lujuriosa que Julián le provoca. Tanto que casi le levanta la colita como las cachorras en celos. Él sabe lo que hace. Sabe que la tiene entre sus manos y puede deshacer y hacer como quiera… porque “Él se maneja tannnn bien con los pechos…”. Se lo dijo Cali, la amiga de Sandra, que ella misma se lo había confesado.

Y es que Julián no los aprieta. No los trata como un paquete. No los atornilla ni los tironea. No cree que con ellos sintonizará la radio comunal. No cree que sea una pelota de relajación. No cree que con ellas sacará jugo de naranjas. Ni tampoco los muerde como perro a su hueso. Julián SI sabe tratarlos y lo sabe hacer bien desde el principio. Primero la besa mucho y luego la mira picarón y le dice si puede subirle la polera y ese es el momento en el que su cara lo dice todo. Lo mira como un premio a la paciencia. Como un regalo de los ángeles. Como algo mejor que un Bugati deportivo. Sus pechos son el monumento por el que ha dedicado cada minuto de su conquista… es su objetivo final. Y los besa, suave, fuerte, suave, fuerte…. Y ella se siente en el cielo… Tanto, que Sandra jura que podría tener el mejor orgasmo sólo con su boca en su pecho. Y ella se entrega. Él es un genio.

Porque aunque no lo crean las mujeres somos muy sensibles a veces (jajaja) y tocar mal la tecla puede provocar que nuestra libido baje a -100 de un sopetón… Y tocarla bien puede convertirnos en la pantera más golosa de la selva.

Date el tiempo para conocerla, porque lo que a una le gusta a la otra quizás no. Cada pecho es un mundo oval diferente. Pero quizás te pueda ayudar estos consejos: Con la yema de los dedos, delinea suaves círculos que apenas deben tocar la superficie del pecho, para después ir aumentando gradualmente la presión pero sin abandonar la suavidad. La técnica es hacer muchas cosas en paralelo: la caricia al pezón, presionándolo con la misma seguridad y manteniendo el lento eregrinaje circular de tu mano.

Entonces anda al encuentro de sus pechos con cautela, con cuidado, trátalos como algo único y engolosínate cuando la veas que no puede controlar su respiración y ahí vuélvete el más loco de los locos…. Pero siempre, siempre, entiende esta zona como el premio a tu perseverancia, a tu falso romanticismo (jajaja) y a cada paso que diste para la conquista. ¡Suerte!

 

Por @karenuribarri / revistamujeres.cl

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