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Los usos de Facebook que harán que tus contactos te odien

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Facebook es una red social eminentemente privada, por lo que su uso también lo es. El problema es que lo que hacemos en ella repercute, aunque sea de forma mínima, en la experiencia de nuestros contactos. No seas molesto.

 

A día de hoy es un hecho que Facebook se ha convertido en uno de los sitios en los que más tiempo pasamos. En general, aunque el comportamiento en Facebook varía, lo común es ver algunas de las historias más recientes o con más actividad de nuestros contactos y en ocasiones actualizar nuestro estado o publicar contenido. Pero la experiencia no siempre es agradable, ya que, al fin y al cabo, cada persona es libre de usar su cuenta como le plazca (siempre que cumpla con las directrices del sitio, claro).

No obstante, hay una serie de reglas de etiqueta que sí pueden hacer que la red social sea un lugar en el que perder el tiempo no suponga -necesariamente- una pérdida de tiempo.

No quiero saber nada de tu granja

Empezamos por algo básico. No hay nada de malo en jugar a juegos sociales del estilo de Farmville (si bien parece que cada vez son menos quienes lo hacen). Es más, no pasa nada por enviar notificaciones a los contactos que también juegan. Pero todos estos títulos permiten elegir los amigos que recibirán la invitación y no seleccionar supone una gran molestia. Incluso, en cierta medida, una falta de respeto (ya que demuestras a tus contactos que no merecen el tiempo que te llevaría hacer esta selección de forma manual).

En este sentido, un caso todavía más sangrante es el de los eventos multitudinarios. No nos referimos a un acontecimiento al que es posible que vaya mucha gente, como una fiesta de cumpleaños, sino a los eventos creados para promocionar algún acto, social o no. O, peor aún, los eventos para pedir a la genteque vote por tu propuesta en un concurso que premia la que ha logrado más apoyo (que, por cierto, es una práctica que también debería desaparecer).

Además, en algunos de estos casos ni siquiera es del todo recomendable para el que lo hace. Mucha gente indicará un ambiguo tal vez asista por educación y a la hora de preparar el evento no resultará nada práctico.

No me importa tu empresa

Esta norma de comportamiento en Facebook está íntimamente relacionada con la anterior, ya que se trata lo mismo: pedir a la gente que preste atención a cosas que no le interesan, como una empresa o un blog personal, por ejemplo.

La escena la hemos vivido todos. Un amigo monta una compañía o empieza a trabajar para una firma y pide a todos sus contactos que le den a Me gusta en su página (eso cuando no crea un perfil y solicita la amistad). Pues no, gracias. ¿Por qué? Porque no me gusta.

Puede sonar duro o la reacción de un amargado, pero, al fin y al cabo, es información que Facebook va a conocer (y posiblemente vender). Y no nos engañemos, lo más probable es que no vayas a saber usar esa página y te limites a enlazar tus entradas o promocionar tus productos. Es cierto que los comienzos pueden ser duros si no tienes público al que dirigirte, pero hablar a una audiencia que no escucha (o lee, en este caso), tiene el mismo sentido.

Revisa tus fuentes, idiota

Aunque el sitio en el que más sencillo es difundir un bulo es Twitter, Facebook no se queda corto. En muchos casos un titular se va a compartir sin leer la noticia que lo acompaña, simplemente porque es llamativo y esto contribuirá a la desinformación.

De todos modos, es cierto que en ocasiones la información puede parecer cierta y la fuente fidedigna. Y todos nos podemos equivocar. Pero una cosa es dar por veraz una noticia creíble y otra indignarse porrumores que recorren la Red desde hace años. O, todavía peor, creer que alguien va a regalarte un iPad por un defecto en su empaquetado. Que, por cierto, si mi Facebook es un indicador, parece que los de Cupertino han subcontratado el proceso de embalaje a una manada de lemures borrachos.

Ah, y darle a la tecla L no hace que ocurra nada especial. Simplemente tiene el mismo efecto que hacer clic en ‘Me gusta’ en una foto. Y tampoco es un acontecimiento muy especial que un mes tenga 5 lunes, 5 martes y 5 miércoles; no hagas el ridículo. Y esa chica no se arruinó la vida en unos segundos, no hace falta que hagas clic. Cotilla.

Revisa tu ortografía, doble idiota

Por favor. Hazlo. Sobre todo si vas a filosofar (no, en serio, tampoco lo hagas). Pero, de acuerdo, si no hay una forma mejor de expresar tus sentimientos que una canción de Pitbull, al menos escríbela sin faltas de ortografía. Aunque él no sepa hacerlo. Y no trates de escribir en inglés para impresionar a tus contactos cuando lleves dos semanas en Londres, que eres de Palencia.

Lo peor es que este comportamiento se suele tratar de justificar (tanto en Facebook como fuera de la red social) porque es más cómodo. Pero el ahorro de tiempo que puede llegar a suponer es mínimo y, en cualquier caso, sólo tendría sentido (que no excusa) cuando se escribe desde dispositivos móviles, pero nunca desde un teclado mecánico.

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No etiquetes a traición, Judas

No hace falta que subas todas las fotos de la última fiesta (como tampoco hacía falta que compartieses esa frase pretendidamente profunda que nunca dijo Martin Luther King). Pero si lo vas a hacer, ten la decencia de seleccionar las fotos en las que la gente no salga mal. A ti te puede parecer gracioso, pero a tu amigo probablemente no le resulte tan cómico. Especialmente si le etiquetas.

Es un mal menor, es cierto. Y uno que se puede solucionar fácilmente. Sin embargo, es todavía más sencillo y efectivo no etiquetar a alguien en una fotografía que es evidente que no le va a gustar. Si estás equivocado, siempre podrá hacerlo más tarde la propia persona.

 

Guillermo del Palacio/alt1040.com

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