Opinión
AMLO: conservador con apariencia de liberal

El pasado lunes 05 de febrero, Jesús Silva-Herzog Márquez escribió un artículo intitulado “AMLO 3.0”, en el periódico Reforma. En esencia, Silva-Herzog sostiene que nota un cambio positivo en el comportamiento político de AMLO: a diferencia de las elecciones del 2006 y del 2012, lo encuentra menos dogmático, menos ideático, menos intransigente y menos sectario.
De hecho, hasta le reconoce el acierto de recurrir a la risa como recurso político: la burla minimiza la crítica de los opositores. De alguna manera, AMLO ha aprendido las ventajas de ser acomodaticio y, gracias a su reciente oportunismo, tiene cada vez más cerca su tan ansiado trofeo: la Presidencia de la República.
Por otro lado, Jesús Silva-Herzog critica a AMLO por no tener “nervio ideológico ni criterio ético para entablar alianzas”, haciendo énfasis en el carácter variopinto de las más recientes adhesiones al proyecto de AMLO, cual si se tratara de un bote de tamales de feria pueblerina.
Y aunque es cierto que a ratos Silva-Herzog Márquez parece más un filósofo moral que un científico social, su crítica a AMLO tiene cosas rescatables pero sin mayor trascendencia. Las palabras del articulista de Reforma no merecían mayor eco.
¡Pero, oh, sorpresa! Andrés Manuel se molestó mucho por las ideas de Silva-Herzog, demostrándole a éste lo equivocado de las mismas. Andrés Manuel no ha cambiado, Andrés Manuel sigue siendo aquél: intolerante, dogmático, mesiánico e impositivo. Es falso, pues, el cambio de actitud percibido por Silva-Herzog.
Con las vísceras más que con el cerebro, AMLO descalificó al articulista tratándolo como personero de la “mafia del poder”. ¿Podía ser de otra manera? Ya sabemos que el Caudillo Amoroso tiene una mentalidad maniquea y, por ello, todo bolígrafo que no lo alaba, lo enfada. El que no está con él, está contra él: AMLO es el nuevo Jesús.
Andrés Manuel se siente la viva encarnación del espíritu patrio y por ello no soporta que se mancille su resplandeciente e impoluto plumaje. AMLO es un ególatra, un fanático de su propia imagen. Y lo más interesante es que clasificó a Silva-Herzog como un intelectual “conservador” que aparenta ser “liberal”; clasificación que también le fue aplicada a Enrique Krauze, quien le entró al intercambio de escupitajos mediáticos.
Krauze lo invitó a debatir al respecto, sin respuesta por parte de AMLO.
Como sea, los mutuos salivazos permitieron poner en la palestra pública un viejo tema de nuestra historia ideológica: el conflicto entre conservadores y liberales.
Y, ya metidos en dicho tema, no debe quedarnos duda de que AMLO es un conservador de finge ser liberal. Aunque se identifica con Juárez dista mucho de ser como él, al menos.
Para comenzar, AMLO tiene predilección por el excesivo intervencionismo gubernamental en los asuntos nacionales, lo que incluso hubiera molestado al liberalismo social que prendió en México entre mediados del siglo XIX e inicios del XX.
Los liberales creen en las bonanzas del libre mercado, mientras que AMLO desconfía mucho de la iniciativa privada, salvo cuando se trata de la iniciativa privada correspondiente a los grandes magnates allegados a su “proyecto alternativo de nación”. A AMLO le encantan los “empresaurios” más que los empresarios.
Los liberales creen en las ventajas del comercio internacional libre y globalizado. A AMLO le parece más conveniente el proteccionismo y la aplicación indiscriminada e ineficiente de subsidios.
Los liberales creen profundamente en el mérito como base de la movilidad social, del éxito personal y del desarrollo nacional. A AMLO le encanta “dar limosnas” (dizque “política social”) con cargo al erario público, con las cuales no resuelve problemas sociales pero sí genera masas atenidas y holgazanas que bien pueden servir como base electorera.
Los liberales creen en serio en la libertad de expresión que alimenta al mercado de las ideas, sin el cual es imposible el debate público, el avance del pensamiento y la contención crítica de las ideas dogmáticas. A AMLO esto no le agrada, porque él es un “cristiano renacido” devoto del “pensamiento único”.
Los liberales creen en la extirpación de las religiones dentro del ámbito público-gubernamental, puesto que las religiones suponen creencias irracionales, organizaciones autócratas y valores arbitrarios que socavan la inteligencia humana, la pluralidad político-social y la recta tolerancia. Y AMLO es un fanático religioso que quiere imponer, tramposamente, su visión fantasmagórica de las cosas.
Los liberales creen en el derecho de libre asociación de las personas con fines conyugales, con independencia de su sexo. A AMLO no le pareció correcto aprobar el matrimonio igualitario en la Ciudad de México cuando fue Jefe de Gobierno de la misma, y aun hoy en día sólo a regañadientes acepta respetar el derecho referido.
Los liberales creen que la gente puede hacer con su cuerpo lo que le venga en gana, asumiendo las lógicas consecuencias de sus actos. A AMLO le da urticaria cada vez que oye hablar de legalización de las drogas, prostitución, aborto, eutanasia, etc.
Los liberales creen que ningún gobierno debe reprimir ni dificultar el derecho individual a la posesión y al uso de armas de fuego para la auto-protección y la legítima defensa. A AMLO este tema le incomoda tanto que ni siquiera lo menciona.
Los liberales creen que el gobierno es un mal necesario, por lo que tratan de reducirlo a su mínima expresión institucional, buscando eliminar al máximo la burocracia pública. A AMLO le encanta crear instituciones ineficientes y parasitarias, como el IEMS y la UACM.
Los liberales creen en la defensa del medio ambiente como un bien público colectivo por naturaleza. Cuando fue Jefe de Gobierno, AMLO invirtió en obras y servicios que estimularon aún más el transporte privado y público de combustión interna, como el Segundo Piso del Periférico y el Metrobús, descuidando el transporte público no-contaminante, como el Metro y el Trolebús.
No necesitamos más para demostrar que Andrés Manuel López Obrador es un oprobioso conservador, un emisario del pasado, un lastre para el progreso de México.
AMLO, pues, debe tragarse sus propias palabras, porque él es un conservador que finge ser liberal.
POR CARLOS ARTURO BAÑOS LEMOINE / CIUDADANO CERO, COLUMNAS / elarsenal.net
-
Michoacán3 días ago
Paga Michoacán más de 90 quincenas puntuales a docentes: Ramírez Bedolla
-
Política3 días ago
Jesús Mora destaca inversión histórica en infraestructura sin deuda en Michoacán
-
Michoacán3 días ago
Alfonso Martínez fortalece lazos con comunidad migrante en Chicago
-
Congreso3 días ago
Más de 100 mil mujeres michoacanas recibirán la Pensión Mujeres Bienestar: Fabiola Alanís
-
Seguridad3 días ago
Fuerzas estatales y federales detienen a dos presuntos extorsionadores en Uruapan
-
Jungapeo3 días ago
Norma Angélica Yáñez rinde primer informe de gobierno en Jungapeo, Michoacán
-
Congreso3 días ago
Emma Rivera aboga por unidad y transformación en la procuración de justicia en Michoacán
-
Michoacán3 días ago
Michoacán vibrará con el nuevo tema oficial de Los Tlahualiles: Sectur