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Seguridad

La maldición de Rhoda Derry

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Rhoda Derry era una joven hermosa y feliz que vivía en una granja en Illinois, Estados Unidos, en el año 1834. Su padre era un próspero agricultor que le proporcionaba todo lo que necesitaba. Su sueño era casarse con el hijo de unos vecinos, con quien estaba profundamente enamorada. Pero su felicidad se truncó cuando la madre del joven se opuso a su relación y la amenazó con hacerle un ritual de brujería para que fuera poseída por un demonio.

Rhoda no le dio importancia a la amenaza, pero pronto empezó a experimentar fenómenos extraños. Una noche, mientras dormía con su madre, sintió que una fuerza invisible sacudía la cama y la levantaba del colchón. Asustada, se puso de pie y empezó a correr por la habitación, gritando que veía luces y sombras. Su madre trató de calmarla, pero fue en vano. Rhoda parecía haber perdido la razón.

A partir de ese día, Rhoda cambió por completo. Se volvió agresiva, violenta y hablaba en lenguas extrañas. Su rostro se deformó hasta quedar irreconocible. Sus padres pensaron que estaba poseída por un demonio y la llevaron a un centro psiquiátrico cercano, pero los médicos no encontraron ninguna enfermedad mental y la dieron de alta. La madre de Rhoda creyó que su hija necesitaba un exorcismo y buscó ayuda con espiritistas locales, pero ninguno pudo liberarla del mal.



Desesperados, los padres de Rhoda decidieron abandonarla en un asilo para indigentes del condado de Adam, en septiembre de 1860. Allí, Rhoda fue encerrada en una jaula de metal que apenas le permitía moverse. La jaula tenía unos agujeros en el fondo para que salieran sus desechos, pero esto atraía a las ratas y las cucarachas, que se alimentaban de su cuerpo y hacían nidos cerca de ella. Rhoda vivió así durante 40 años.

Durante ese tiempo, Rhoda sufrió horribles torturas. Se arrancó los dientes golpeándose la boca contra la pared y se sacó los ojos con las uñas. Quedó permanentemente ciega. Cuando le preguntaron por qué lo había hecho, dijo: “Para ya no ver al diablo”. Pero sus visiones solo se hicieron más intensas. Rhoda intentó matar a varios pacientes y enfermeras que se acercaban a su jaula. Por eso, la dejaron sola y sin comida suficiente para debilitarla.



En 1904, cuarenta años después, el doctor George Zeller visitó el asilo y encontró la jaula en la que Rhoda yacía aplastada como un animal de feria. Quedó horrorizado por lo que vio y ordenó su liberación inmediata. Como ella no había usado sus músculos, tuvieron que tumbar la jaula para sacarla. El doctor Zeller la llevó a su hospital psiquiátrico, donde estaba probando técnicas más humanas y compasivas con los pacientes. Le enseñó a caminar apoyándose en los nudillos de las manos y le habló con cariño. Rhoda se calmó y empezó a colaborar con el cuidado de otros enfermos. El doctor Zeller se encargó personalmente de cuidarla y mejorar su calidad de vida hasta su muerte en 1906.



Nadie sabe si Rhoda Derry estuvo realmente poseída por un demonio o si sufrió algún trastorno mental no diagnosticado. Lo cierto es que su historia es una de las más escalofriantes y trágicas que se han conocido.

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