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Opinión

El chantaje al Pacto

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En el periodo de transición (cuando se fraguó el Pacto por México) el panista Gustavo Madero y el perredista Jesús Zambrano eran dos políticos en rebajas: Madero se la debía al Presidente saliente y Zambrano había apoyado hasta el último instante a AMLO en el garlito del fraude electoral.

 

Pero el Pacto les dio una fuerza que no tenían: el panista más fuerte, el entonces todavía Presidente Calderón, no pudo quitarle al partido a Madero, y el zar de la izquierda, AMLO, tuvo que irse del PRD.

El Pacto les permitió quedarse con sus partidos, en especial a Madero, quien ha sobrevivido a los embates de Calderón sólo gracias a este arropo.

Porque el Pacto es el vehículo sobre el cual Enrique Peña está convencido de “mover a México”, con las conseguidas reformas al artículo tercero constitucional y la eliminación de plazas vitalicias para maestros, así como la licitación de dos nuevas cadenas de TV abierta.

Pero le faltan las más importantes para su proyecto de convertir al país en potencia: las reformas energética (que busca más participación del capital privado en la producción de petróleo) y la hacendaria.

Madero y Zambrano, dos políticos acomodaticios, intuitivos e inteligentes, aceptaron la ganga: sólo a cambio de sacar las reformas, se fortalecían ante Calderón y AMLO y sacaban las reformas a través de un Pacto por México que los prestigiaba como verdaderos patriotas.

Pero olieron las ansias del Presidente por sacar las reformas: lo observaron entusiasmado con las reformas aquí, prometiendo las reformas en el extranjero, promoviendo las reformas un día sí y el otro también.

Y empezaron a sacarle concesiones, siempre con la amenaza de levantarse de la mesa y convertirle en sal y agua su apuesta: una y otra vez a lo largo de siete meses, tanto que el Presidente, para salvar su apuesta, ha terminado casi por estrangular al país.

¿Para qué jugar con las palabras?: con tal de contentar a sus socios, el Presidente ha dedicado escasos recursos a los programas sociales, agropecuarios y de transporte popular, al extremo de registrar un subejercicio de 69 mil 321 millones de pesos en el gasto público.

Sólo desembolsó de enero a mayo un billón 450 mil millones de pesos, cuando lo aprobado por el Congreso era un billón 519 mil millones de pesos.

Es decir, Madero y Zambrano han exigido y obtenido mucho más de lo legítimo, a pesar de lo cual continúan amenazando con romper el Pacto. Pero cometen un grave error: olvidan que el Pacto fue su vuelve a la vida. Y que el Pacto es la apuesta del Presidente.

Y un Presidente de México, sobre todo si es de gen priista, no permite que nadie destruya sus apuestas.

Por: Rubén Cortés / elarsenal.net

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