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Salud y Familia

¿Cuánto sexo necesitamos de veras?

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¿Cuánto sexo necesitamos de veras?
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¿Cuánto sexo deberías tener en tu matrimonio? ¿Cuánto sexo es suficiente? ¿Eres “normal” en comparación con el resto? Y en fin, ¿qué tan importante es el sexo?

Si tienes estas dudas, no eres caso único. Son preguntas que se escuchan con frecuencia en el consultorio de los terapeutas de parejas o los terapeutas sexuales.

Es arriesgado tomar las estadísticas como base cuando se trata de satisfacción sexual, por varias razones. Y lo es porque muchos de los datos son obtenidos en estudios en los que el sujeto mismo hace el reporte, así que no podemos confiar 100 por ciento en la precisión de los resultados. Si bien es importante tener un punto de referencia inicial para los diversos tipos de personas (eso es lo que hacen los científicos sociales), lo típico es que ese dato no sea lo que realmente se busca…

La gente realmente desea saber si su relación es sana. Se preguntan si realmente son suficiente para sus parejas. Dudan si “demasiado” o, típico, “muy poquito” sexo es un problema en su relación. Y a veces no sólo se lo preguntan; de hecho, tienen pavor de que su relación corra riesgo por estar teniendo esta preocupación.

La pregunta sobre la frecuencia sexual típicamente aparece cuando ella o él obtiene menos satisfacción por la cantidad de tiempo que se pasa en la recámara. Tener cierto grado de “deseo desarmónico”, en el que uno de los dos quiere más o quiere menos que su pareja, es un fenómeno común entre dos personas comprometidas en una relación. También puede ser que ambos estén a disgusto con la frecuencia con la que tienen interacción sexual.

La buena noticia de hoy, en fin, es que la satisfacción marital no está simplemente en función de la frecuencia sexual, y ciertamente tampoco del sexo poco frecuente. De hecho, hoy en día las parejas casadas buscan la calidad, y no sólo la cantidad, en su interacción sexual.

Lo que dicen las investigaciones

Lo primero y más importante que arrojan las investigaciones es que la satisfacción conyugal está llena de dificultades. Esto frecuentemente se debe al diseño del experimento o a la manera en que se obtienen los datos. Sin embargo, la gente sigue necesitando algo como un indicador, así que cuando menos podemos revisar lo que tenemos disponible:

En los 90s, los estudios encontraron que 40% de las parejas tenían sexo de 2 a 3 veces por semana, y que esa frecuencia bajaba con la edad y la duración del matrimonio.

  • Generalmente hay un descenso tanto en la frecuencia como en la satisfacción, a medida que la unión de la pareja tiene más tiempo.
  • La frecuencia sexual disminuye en una relación también cuando consideramos otros factores como el trabajo, las tareas, los hijos, factores físicos o psicológicos, algunos problemas relacionados y otros factores. 
  • La frecuencia sexual y la satisfacción sexual son inversamente proporcionales a los índices de divorcios. En otras palabras, a medida que un índice sube, el otro baja.
  • Un artículo de investigación publicado hace tres años, que estudió a 2,400 matrimonios, encontró que entre más sexo tenía una pareja, más felices eran. Y algo muy interesante: existía un tope crítico de una vez por semana.

¿Por qué el tope de una vez por semana?

Este tope puede ser visto como el equivalente económico de la “ley de la disminución de ganancias”: cuando contratas más empleados para hacer un trabajo, aumenta la productividad; pero hay un punto en el que esa eficiencia decae.

Así que, el sexo una o dos veces al mes puede no ser suficiente, pero más de una vez por semana puede ser demasiado. De hecho, en otro estudio posterior se encontró que las parejas a las que se les indicó aumentar al doble la frecuencia sexual que tenían, no fueron más felices de lo que ya eran (con su frecuencia acostumbrada de encuentros sexuales).

Más aún, reportaron menos disfrute sexual. Con la ley de la disminución de ganancias, parece ser que demasiado sexo es contraproducente. 

Ya se sabe que la satisfacción sexual es mejor en ciertas etapas de las relaciones. También sabemos que la vida se interpone. Queda a la decisión de cada pareja determinar su regla personal y sentirse bien con ella. Este factor es de los más críticos cuando se trata de la satisfacción sexual. Lo importante no es la cantidad en sí misma, sino lo que experimentas con ella.

Las parejas que se la pasan dándole vueltas a la duda de si su frecuencia es “normal” o no, son las que tienen menos posibilidades de encontrar satisfacción, y más de caer en insatisfacción. Y aún así hay parejas típicamente –aunque no siempre– mayores o con muchos años unidas, para quienes el sexo poco frecuente no representa un problema.

Deseos dispersos 

El deseo no sincronizado en una pareja puede llegar a ser un serio problema casi siempre cuantitativo, pero a veces también cualitativo.

Para quienes ven desafiada su vida sexual, sugerimos algunos pasos a dar. Para empezar, revisa y evalúa tu relación fuera de la recámara. ¿Estás logrando intimidad en tu vida de pareja? –la intimidad tanto física como emocional son imperativas para establecer una conexión. Esto, vale decir, frecuentemente llevará al sexo –ya sea por medio de tu lenguaje de amor, pláticas a solas, regalitos, actos amables, palabras amables… nutre ese vínculo. Y si tu único lenguaje de amor es el sexo, esfuérzate y aprende otro.

Los terapistas de parejas tradicionalmente sugieren cosas como agendar el sexo, cambiar el lugar de encuentro, irse de viaje lejos del espacio familiar, poniéndole sal a la vida o incluso actuar escenas como si estuvieran nuevamente teniendo su primer encuentro sexual. Programar el sexo le funciona a unas parejas y a otras no, como pasa con las demás sugerencias que te damos.

Para algunas parejas las mañanas pueden ser una buena opción, porque los niveles de testosterona están a su máximo a esas horas. Y si eso no resulta efectivo para empujarte a la recámara, busca el apoyo de un(a) terapeuta sexual, pero no sin antes descartar cualquier problema físico o psicológico.

El deseo sexual puede ser impactado por varias cosas:

  • Enfermedad médica.
  • Medicinas.
  • Hormonas.
  • Edad.
  • Obligaciones familiares / hijos.
  • Problemas psicológicos o de imagen corporal.
  • Creencias y actitudes sexuales.
  • Atracción física.
  • Problemas como pareja.
  • Problemas psicológicos (depresión / ansiedad).
  • Problemas circunstanciales (por ejemplo, cómo te sientes respecto a tu pareja en ese momento).

Si has tenido una “sequía” temporal hacia alguien, bastará un encuentro sexual para ponerte en el juego de nuevo. Te elevará otra vez el ritmo y te ayudará a que fluyan las hormonas de la unión, como la oxitocina y la vasopresina. Puedes revivir y reparar la desunión que sientes. Dado que la intimidad y el sexo están entrelazados, a veces esto es todo lo que una pareja necesita para volver al carril.

Recuerda: lo principal no es qué les importa a los curiosos, sino el significado de la pregunta. Permanecer casados es suficientemente difícil en el contexto de los retos y las distracciones de la vida actual. A esos retos les encanta meterse a la recámara. Así que mientras seguimos de pareja, o casados, podemos ser igual de felices con menos sexo. La calidad general  de la relación es lo más importante en la recámara. Si puedes avanzar a pasitos o bailar a través de los años de más sexo, puedes lograrlo.

Al tener relaciones sexuales, evita:

El miedo a probar algo nuevo.

Convencer, presionar, rogar a tu pareja para tener sexo.

Siempre mismos juegos, ruegos, caricias y posturas.

Ir directo a la penetración sin juego erótico previo.

Tener relaciones con juguetes sexuales, sin coito.

Creer que la mujer sólo puede tener orgasmo con penetración.

Creer que no llegar al orgasmo juntos es un fracaso.

Tener relaciones sólo en la recámara.

Ocuparte sólo del placer de tu pareja, no tuyo.

Dra. Barbara Winter, verywellmind / Trad. Alfonso López Collada

POR ALFONSO LÓPEZ-COLLADA /  elarsenal.net

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