Connect with us
Congreso del Estado de Michoacán

Opinión

La vida moderna como trastorno psíquico

Published

on

Enviar Por:

Hoy todos estamos enfermos de algún trastorno psíquico si damos una hojeada a las biblias de diagnóstico psiquiátrico. De hecho ya es moda tener y ridículo no contar con alguna adicción: a los videojuegos (AVJ), al internet, a las apuestas (ludopatía), al ejercicio (vigorexia), a alguna de los cientos de drogas legales e ilegales que ya existen (toxicomanía), al café, a las compras, a la comida, etc..

Los nombres pueden ser variados hasta lo irrisorio pero detrás de ellos nos encontramos con una dificultad particular con uno mismo, con un objeto de disfrute, con el prójimo o con los estándares del “bien hacer”; todo esto se cataloga y, de hecho, se ha llegado a proponer la cura de una adicción  con un fármaco legal, a su vez adictivo: este es el empuje del cientificismo y el mercado farmacéutico.

Desde el más cotidiano estrés o dolor de cabeza, hasta las novísimas adicciones a las redes sociales y el celular (incluidas las clínicas de ‘desdigitalización’ para adictos a internet), pasando por el síndrome postvacacional, el síndrome de burnout (cansancio crónico por exceso de trabajo),el falso pero millonario TDAH (Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad) o los padecimientos psíquicos que causan dolores (fibromialgia, depresión) o angustias (panic attack) que superan con creces cualquier dolor físico (hasta preferir el suicidio como solución).

Tenemos entonces por esta vía descriptiva la forma de catalogar no los procesos psíquicos involucrados sino una serie de ítems y patologías que para la ciencia capitalista, el mercado y las farmacéuticas, derivan en múltiples medicamentos para paliar momentáneamente el malestar, pero ¿son estas drogas o “fármacos” una respuesta efectiva o sólo una sustitución?

Sustituir los síntomas y las manifestaciones psíquicas de un conflicto inconsciente por una pastilla es negar los estilos de vida contemporáneos, es sobre todo opacar el potencial imbricado en un conflicto. Es muy tentador desoír un problema que en el fondo tiene que ver con la historia y las formas de satisfacción del sujeto en cuestión, pero ¿de qué satisfacción hablamos desde el psicoanálisis?

La otra satisfacción

 

Primero sería bueno apuntar a que dentro de un conflicto psíquico de estos (el cual es mucho más claro en las adicciones) tiene que ver con el placer y su desmesura. Conflicto, que paradójicamente produce un malestar pues el propio sujeto no puede detenerlo pese a su destrucción o la de sus seres queridos.

La primera trampa que hay que evitar tiene que ver con creer que el sujeto no podrá tomar el control sobre sí o sus formas de satisfacción mórbidas, ¿quién no se ha dejado llevar por placeres que matan, engordan o son prohibidos? De hecho es sabido que las más fuertes son éstas. Pero ¿por qué se hacen tan fuertes estas satisfacciones? Algo que si notamos es que la consciencia se aparece muy débil frente a estas satisfacciones inconscientes, pero el hecho de que sean inconscientes no quiere decir que no puedan arribar a la consciencia, conocer su causalidad y, entonces, poder decidir sobre ella.

Si caemos en la moda de ‘todos enfermos’ justificaremos  el ‘no eres tú, es un defecto en tu química neuronal’ con la que los laboratorios (no tan) furtivamente sobornan a los organismos internacionales para colocar sus mercancías en los estantes donde los padres seguirán desoyendo el desorden causado por las negligencias formativas excusadas en el ritmo de vida. Estas entidades (instituciones y laboratorios) que escriben las “biblias” de los padecimientos, trastornos o enfermedades psiquiátricos, apuestan en el hipódromo de los medicamentos para acallar el padecer psíquico que el psicoanálisis devela en esa ‘otra satisfacción’.

¿Qué satisfacción está en juego cuando la persona se entrega al ‘orden del mundo’ a través de la masificación en el consumo, el entretenimiento, comida, fármacos, drogas o seguir el ritmo de la vida moderna a costa del bienestar y los signos sintomáticos del cuerpo?

¿Qué tan inconsciente es esa otra satisfacción en la droga o los videojuegos cuando no es difícil notar que son un escape ante una realidad emocional dolorosa? o simplemente una fuga ante un dolor por abandono parental o de pareja.

¿Por qué es tan atractivo hasta el dolo ese goce a través de estímulos de consumo? ¿Acaso hay un disfrute omnipotente en hacer como que el mundo externo no existe mientras yo pertenezca a mi adicción? ¡Atentos!: pues lo mismo o más se goza desde el cuerpo en una droga (o el placer virtual del entretenimiento) al nublar la vista y borrar toda la realidad… o casi toda, la satisfacción permanece.

De una satisfacción inconsciente es de lo que habla el psicoanálisis con tal de no acallar ese genio en el que nos develamos como una paradoja deseante, con un conflicto con nuestros propios placeres, pero somos esto antes que meras células hiperestimuladas abandonadas al exhorto de los imperativos de consumo o curas farmacológicas.

¿Es “la vida moderna un trastorno psíquico” ante el cual sólo nos queda enfermar?

No se trata de negar que hay formas ‘nuevas’ de los malestares psíquicos, ni decir que no existe la forma de enfermar de un dolido postvacacional que se encuentra de regreso en su… ¿trabajo?… no se trata de moralizar el uso de drogas que en su parte recreativa, son experiencias singulares y de libre elección, no se trata de borrar el padecimiento psíquico o el dolor humano, pues también se sabe que pueden doler más las emociones que el cuerpo. Se trata de no velar esa experiencia de dolor que antecede a todo diagnóstico sobre lo psíquico.

* Miembro de Aporaxys AC  –  aribante@gmail.com –   http://aporaxys.blogspot.mx

Por: Leonardo Aribante Díaz Vera /  

Más leídas